Los moluscos bivalvos (ostras, mejillones, almejas, etc.) constituyen una parte importante de la producción pesquera mundial y en los últimos años han experimentado un crecimiento al alza muy relevante. En algunos países, el consumo de los mismos se debe a que son considerados una parte saludable de su dieta y por ello, hoy, desde Ecoplas, queremos hablaros del cultivo de la ostra y la almeja.
El cultivo de la ostra y la almeja a través de la acuicultura es una alternativa a las explotaciones naturales que nos ayuda a satisfacer esta alta demanda de moluscos. Desempeña además, un papel significativo en el desarrollo socioeconómico de zonas costeras y ayuda a la preservación de la cultura marítimo-fluvial y pesquera.
Una de las bondades del cultivo de la ostra y la almeja es que son animales herbívoros por lo que no necesitan más que las algas del mar para alimentarse y requieren un manejo mínimo. Si bien, los métodos y las tecnologías aplicadas al cultivo han ido evolucionando para poder cubrir la creciente demanda y que resulte económicamente atractivo a los inversores de estas explotaciones.
Pero y ¿Cómo se cultivan?
Tanto la ostra como la almeja pueden ser salvajes o cultivarse. Para el cultivo de la ostra y la almeja se está imponiendo la utilización del sistema long-line consistente en el tendido de grandes líneas de producción sumergidas, aptas para zonas con altas corrientes e incluso en mar abierto.
En este sistema long-line se enganchan unas linternas de engorde o cestos de preengorde tanto de ostra como de almeja, diseñadas con materiales de alta calidad y robustos. Se pueden colocar tantos platos o cestos como sean necesarios y en dichos platos se sitúan las semillas de los bivalvos que permanecen allí hasta alcanzar el crecimiento requerido.
Uno de los países donde el cultivo de la ostra y la almeja ha crecido exponencialmente es Francia, donde el sector de la acuicultura se enfoca principalmente en el consumo interno.
La principal debilidad del sector de la acuicultura francesa lo constituye el hecho de estar centrada en una sola especie: la ostra japonesa, lo cual limita su potencial de crecimiento y es susceptible a los efectos del cambio climático y de la calidad de las aguas. Si bien, Francia dispone de importantes activos de importancia respecto a la utilización de los ríos y las zonas costeras:
- Alto grado de control en el proceso de producción desde la granja al consumidor. Este aumento en el nivel del control de la producción se está llevando a cabo para reducir los niveles de desperdicio de alimentos, empleo de tratamientos y el impacto medioambiental y así situarse en los mejores rangos de sostenibilidad.
- Grandes avances tecnológicos de sistemas terrestres como: sistemas de control de calidad del agua, resistencia a enfermedades, rastreabilidad de productos, etc.
- Un alto nivel educativo en ciencias acuáticas con acceso a establecimientos para la investigación.
Los productores de ostras y almejas conocen que su imagen va asociada a los sistemas de producción que se empleen y por ello están investigando constantemente para seguir dando ese enfoque y garantizar una imagen pública de un producto natural criado en condiciones reguladas pero naturales.